Todo conocimiento es subjetivo y ello nos produce insatisfacciones al no poder conocer la verdad. Solo la verdad nos daría una absoluta felicidad. Por ello vivimos siempre preocupados por las preguntas de siempre. ¿De dónde venimos?. ¿Hay vida después de la muerte?
En nuestro caminar incesante, las distintas civilizaciones, han creado los mitos buscando sus propias respuestas y nunca se ha parado de razonar y filosofar y de buscar a Dios y su conocimiento a través de la Teología. Nos puede doler la cabeza si leemos textos filosóficos y teológicos. Luego ¿Para qué nos sirven?
En nuesta sociedad moderna son cuatro, los momentos claves para conseguir la sabiduría de los modernos. La razón griega. La Ley judía. El amor cristiano. Y la compasión budista. (Según dos filósofos franceses)
Estas claves nos pueden conducir a un mayor conocimiento y sabiduría para vivir tras de la felicidad personal en nuestro mundo.
Pero nos quedan respuestas pendientes a las preguntas ¿Y después qué?
Hoy no podemos dejar de ver el relato de innumerables experiencias postmorten.
Y debemos empezar a leer lo que la Biblia dice al respecto. Leer el Libro de los muertos del Tibet. Leer a Platón y su relato de Er. Y por supuesto constatar las miles de experiencias que han tenido los que han tenido una muerte clínica y todos coinciden en unas experiencias extracorporeas que no quieren dejar.
El secreto de ser felíz en la vida, es perder el miedo a la muerte. Y así nos quieren enseñar todos estos textos.
Por si fuera poco, dos científicos ingleses, aseguran poder demostrar la existencia del alma, en muchas experiencias con personas que habiendo muerto y habiéndose quedado sin constantes vitales, han vuelto a la vida y han relatado cosas sucedidas en lugares distintos a los que estuvo su cuerpo.
La idea que tenemos de Dios, llegadas a través de las cinco vías de Santo Tomás, el Dios de los filósofos, el de la bifurcación mente-materia de Descartes, el Dios derribado de Kant y Hume, parece una invención de los metafísicos, fabricado mediante una fisión de ideas de Aristóteles y Platón, en un laboratorio, para sacar una nueva ciencia natural. No es extraño que la idea de Dios sufra ataques por todos los lados.
Las ciencias naturales han destronado aquel Dios extraño y externo que intervenía en todo.
En filosofía, deponen al Dios Absoluto en contraposición con el ser humano relativo y contingente.
En psicología Freud propone otra noción de Dios y por otros medios.
La literatura recoge cientos de rechazos y versiones de la idea de Dios.
El existencialismo moderno también protesta contra el teismo clásico.
¿Porqué este tipo de teismo (clásico) provoca tanta incredulidad?
El pensamiento y la cultura occidental se han basado en éste tipo de teismo y lo que que tiene la humanidad occidental no es tanto una incredulidad existencial, sino la manera de cómo nos han comido el coco el teismo clásico. Por eso hay que preguntarse si ¿Es posible que una persona moderna no sea atea?...Un Dios, como el teismo clásico nos dice, intelectualmente superfluo, emocionalmente innecesario y moralmente intolerable. Así ha sido entendido tradicionalmente,
Pero viene Teilhard de Chardin, con un lenguaje moderno, y con su hipótesis evolucionista en la teología, y su formidable sometimiento a los conocimientos científicos y nos descubre hasta a un histórico Jesucristo. Con ojos modernos.
Decía Séneca, que en un mar tranquilo, cualquiera es piloto. Y decía también, venera a Dios quién lo conoce.
En el mar porceloso de búsqueda de las respuestas a las preguntas irresistibles, siempre me llamó la atención la veneración a Dios de San Juan y Santa Teresa, hasta el misticismo, que según creo es la leche. Por ahí van muchos de los tiros de la búsqueda de la felicidad en la tierra. Si lo conocieran los marxistas, todos serían místicos.
Seguiremos buscando.
Pero lo que me interesa es que alguien me diga el orden de mezcla de los ingredientes en los bizcochos y el porqué. Todos mezclamos primero el azúcar con el huevo, después la grasa y después el harina. Porfa, un sabio que nos lo explique.
El Pastelero de Madrigal
En nuestro caminar incesante, las distintas civilizaciones, han creado los mitos buscando sus propias respuestas y nunca se ha parado de razonar y filosofar y de buscar a Dios y su conocimiento a través de la Teología. Nos puede doler la cabeza si leemos textos filosóficos y teológicos. Luego ¿Para qué nos sirven?
En nuesta sociedad moderna son cuatro, los momentos claves para conseguir la sabiduría de los modernos. La razón griega. La Ley judía. El amor cristiano. Y la compasión budista. (Según dos filósofos franceses)
Estas claves nos pueden conducir a un mayor conocimiento y sabiduría para vivir tras de la felicidad personal en nuestro mundo.
Pero nos quedan respuestas pendientes a las preguntas ¿Y después qué?
Hoy no podemos dejar de ver el relato de innumerables experiencias postmorten.
Y debemos empezar a leer lo que la Biblia dice al respecto. Leer el Libro de los muertos del Tibet. Leer a Platón y su relato de Er. Y por supuesto constatar las miles de experiencias que han tenido los que han tenido una muerte clínica y todos coinciden en unas experiencias extracorporeas que no quieren dejar.
El secreto de ser felíz en la vida, es perder el miedo a la muerte. Y así nos quieren enseñar todos estos textos.
Por si fuera poco, dos científicos ingleses, aseguran poder demostrar la existencia del alma, en muchas experiencias con personas que habiendo muerto y habiéndose quedado sin constantes vitales, han vuelto a la vida y han relatado cosas sucedidas en lugares distintos a los que estuvo su cuerpo.
La idea que tenemos de Dios, llegadas a través de las cinco vías de Santo Tomás, el Dios de los filósofos, el de la bifurcación mente-materia de Descartes, el Dios derribado de Kant y Hume, parece una invención de los metafísicos, fabricado mediante una fisión de ideas de Aristóteles y Platón, en un laboratorio, para sacar una nueva ciencia natural. No es extraño que la idea de Dios sufra ataques por todos los lados.
Las ciencias naturales han destronado aquel Dios extraño y externo que intervenía en todo.
En filosofía, deponen al Dios Absoluto en contraposición con el ser humano relativo y contingente.
En psicología Freud propone otra noción de Dios y por otros medios.
La literatura recoge cientos de rechazos y versiones de la idea de Dios.
El existencialismo moderno también protesta contra el teismo clásico.
¿Porqué este tipo de teismo (clásico) provoca tanta incredulidad?
El pensamiento y la cultura occidental se han basado en éste tipo de teismo y lo que que tiene la humanidad occidental no es tanto una incredulidad existencial, sino la manera de cómo nos han comido el coco el teismo clásico. Por eso hay que preguntarse si ¿Es posible que una persona moderna no sea atea?...Un Dios, como el teismo clásico nos dice, intelectualmente superfluo, emocionalmente innecesario y moralmente intolerable. Así ha sido entendido tradicionalmente,
Pero viene Teilhard de Chardin, con un lenguaje moderno, y con su hipótesis evolucionista en la teología, y su formidable sometimiento a los conocimientos científicos y nos descubre hasta a un histórico Jesucristo. Con ojos modernos.
Decía Séneca, que en un mar tranquilo, cualquiera es piloto. Y decía también, venera a Dios quién lo conoce.
En el mar porceloso de búsqueda de las respuestas a las preguntas irresistibles, siempre me llamó la atención la veneración a Dios de San Juan y Santa Teresa, hasta el misticismo, que según creo es la leche. Por ahí van muchos de los tiros de la búsqueda de la felicidad en la tierra. Si lo conocieran los marxistas, todos serían místicos.
Seguiremos buscando.
Pero lo que me interesa es que alguien me diga el orden de mezcla de los ingredientes en los bizcochos y el porqué. Todos mezclamos primero el azúcar con el huevo, después la grasa y después el harina. Porfa, un sabio que nos lo explique.
El Pastelero de Madrigal
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