300 gramos de harina de trigo floja
250 gramos de azúcar molida
10 gramos de manteca de cerdo (o mantequilla si no tienes)
2 yemas de huevo
esencia de limón
medio litro de agua
El agua y el azúcar se ponen en una cacerola y se mueve con frecuencia hasta que el azúcar quede bien disuelto. Separadamente y en un cazo, se pondrá la harina cernida, sobre la que se echará un poco de agua azacarada, y con la espátula de madera se mezcla y se trabaja, para dejarlo en una papilla espesa y sin grumos. A ésto se le agregan las yemas y la esencia necesaria. Después que todo está bien mezclado se echa la manteca derretida, y a continuación, se echa el agua y el azúcar, batiéndolo todo muy bien a fin de dejarlo en un líquido espeso y uniforme.
Para saber si está a punto esta preparación, se introducirá en el líquido una espumadera que tenga los agujeros muy abiertos, y sacándola, se soplará fuertemente para que floten en el aire unas pompas com las de jabón. Es como el punto de florecilla de los jarabes corrientes. Si al hacer esto se notara que está demasiado espeso, se le añade agua sin azúcar, hasta conseguir que se formen las pompas con la menor densidad posible.
En estas condiciones, se pasa la masa por un colador o cedazo, para separar los grumos que aún pudieran quedar, y se pone en un recipiente tipo aceitera con un estrecho tubo de salida.
En el fuego, se ponen dos juegos de planchas (redondas y dobles) de superficie lisa, y al estar muy calientes, sin ser demasiado, se abre una y con la aceitera se echa una adecuada cantidad de masa líquida, para que al cerrar las planchas lo llene todo. Se hace lo mismo con la otra plancha y se da la vuelta a la primera con rapidez y después se hace lo mismo con el otro juego. Al abrir el primero, se enrolla en un palillo que se destine a esto, y sacándolo, queda formado el barquillo.
Se hace lo mismo con la otra plancha y al cabo de un rato se adquiere la necesaria rapidez y práctica para hacer gran cantidad de barquillos.
Antes de echar líquido a las planchas deben estar engrasadas con manteca o con aceite, repitiendo esta operación con relativa frecuencia.
Aquí tienes una manera de hacer tus propios barquillos para tus helados y postres.
Si no tienes planchas, procura hacerte tus propios utensilios. Tienes sandwicheras viejas, tienes planchas de acero inoxidable, etc. Búscate la vida. Te vas a alegrar. Después podemos hacer barquillos de canela echando cinco gramos de canela, barquillos de leche y vainilla, echando un cuarto litro de leche y vainillina, o haciendo obleas, que no son mas que agua y harina, es decir un engrudo que se echa a las planchas, pero menos calientes para que salgan blancas. Si quieres puedes colorear las obleas y hacerlas de colores, como se hacía antiguamente. De fresa, de vainilla, etc.
250 gramos de azúcar molida
10 gramos de manteca de cerdo (o mantequilla si no tienes)
2 yemas de huevo
esencia de limón
medio litro de agua
El agua y el azúcar se ponen en una cacerola y se mueve con frecuencia hasta que el azúcar quede bien disuelto. Separadamente y en un cazo, se pondrá la harina cernida, sobre la que se echará un poco de agua azacarada, y con la espátula de madera se mezcla y se trabaja, para dejarlo en una papilla espesa y sin grumos. A ésto se le agregan las yemas y la esencia necesaria. Después que todo está bien mezclado se echa la manteca derretida, y a continuación, se echa el agua y el azúcar, batiéndolo todo muy bien a fin de dejarlo en un líquido espeso y uniforme.
Para saber si está a punto esta preparación, se introducirá en el líquido una espumadera que tenga los agujeros muy abiertos, y sacándola, se soplará fuertemente para que floten en el aire unas pompas com las de jabón. Es como el punto de florecilla de los jarabes corrientes. Si al hacer esto se notara que está demasiado espeso, se le añade agua sin azúcar, hasta conseguir que se formen las pompas con la menor densidad posible.
En estas condiciones, se pasa la masa por un colador o cedazo, para separar los grumos que aún pudieran quedar, y se pone en un recipiente tipo aceitera con un estrecho tubo de salida.
En el fuego, se ponen dos juegos de planchas (redondas y dobles) de superficie lisa, y al estar muy calientes, sin ser demasiado, se abre una y con la aceitera se echa una adecuada cantidad de masa líquida, para que al cerrar las planchas lo llene todo. Se hace lo mismo con la otra plancha y se da la vuelta a la primera con rapidez y después se hace lo mismo con el otro juego. Al abrir el primero, se enrolla en un palillo que se destine a esto, y sacándolo, queda formado el barquillo.
Se hace lo mismo con la otra plancha y al cabo de un rato se adquiere la necesaria rapidez y práctica para hacer gran cantidad de barquillos.
Antes de echar líquido a las planchas deben estar engrasadas con manteca o con aceite, repitiendo esta operación con relativa frecuencia.
Aquí tienes una manera de hacer tus propios barquillos para tus helados y postres.
Si no tienes planchas, procura hacerte tus propios utensilios. Tienes sandwicheras viejas, tienes planchas de acero inoxidable, etc. Búscate la vida. Te vas a alegrar. Después podemos hacer barquillos de canela echando cinco gramos de canela, barquillos de leche y vainilla, echando un cuarto litro de leche y vainillina, o haciendo obleas, que no son mas que agua y harina, es decir un engrudo que se echa a las planchas, pero menos calientes para que salgan blancas. Si quieres puedes colorear las obleas y hacerlas de colores, como se hacía antiguamente. De fresa, de vainilla, etc.
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