domingo, 16 de diciembre de 2007







Unos días en la alta Galicia


Es delicioso pasear por estos parajes gallegos en un día así.


El marco se hace incomparable cuando el sol colorea el azul del cielo y del mar, el verde de los prados y arbustos y el blanco y gris de las nubes.


El buen tiempo en Galicia nos depara muchas sorpresas agradables. Desaparecen las meigas al intenso color de sus días. El intenso verdor penetra en el alma del viajero proporcionándole una paz profunda. La mar se dulcifica y se apacigua. Los bosques se aplanan al sol del mediodía. El viento no orza la quilla. Y la belleza del paisaje produce una paz espiritual y estética.


Por la noche se duerme con calma.


Al final el viajero se fue con desgana pero con la sensación de haber acariciado la paz.

viernes, 1 de junio de 2007

Elecciones Municipales

Que en política no se vota nunca la verdad, es un hecho. Nunca un político se aventura a decir toda la verdad.



Hemos visto desde siempre que en un municipio, cuyo presupuesto anual es de 6.000.000 de euros, de los cuales quedan para inversiones 300.000 euros anuales, prometen que van a construir por valor de 30.000.000 euros en una legislatura de cinco años. Y se quedan tan tranquilos. Este insulto a la inteligencia se convierte en falta de respeto hacia los votantes cuando lo hacen todos los que piden tu voto, uno detrás de otro, y además, respaldados por sus partidos políticos.



La mentira se instala en la política y no conozco ningún político que se presente ante sus electores con un programa que les diga la verdad de una situación con muy pocas posibilidades. Este político no ganaría nunca, a pesar de ser un político honesto.



Pero las calles empiezan a oler a azahar y el tiempo empieza a ofrecer un calor restaurador para el cuerpo, recién salido del invierno.
Ya sabeis. En política no se vota a la verdad.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Pestiños

Ingredientes:

1 kilo de harina
1/4 litro de aceite de oliva
1/4 litro de vino blanco de Moriles
1/8 litro de aguardiente
125 gramos de ajonjolí
las raspaduras de una naranja y de un limón
25 gramos de canela
1 cucharadita de café de levadura en polvo tipo royal
1 cucharadita de café de sal

Preparación:
1) Se frie el aceite junto con las raspaduras de naranja y de limón
2) Se echa la harina en un recipiente -bol- -lebrillo- -cacerola- junto con el aceite, el vino, el aguardiente, el ajonjolí, la canela, la sal y la levadura.
3) Se mezcla todo bien con la espátula hasta que se forme una pasta más bien blanda, se tapa entonces con un paño y se deja reposar media hora.
4) Se cogen trozos pequeños y se extienden con un rodillo en la mesa, se cortan en trozos cuadrados y se dobla un pico con el opuesto apretando un pico con el otro con los dedos para que se peguen, quedará una forma romboide y se frien así. Se emborrizarán con azúcar o se mojarán en miel hirviendo, según guste.

La renuente grey del paroxismo laico en Easter

Trato de comprender, no sin cierta bonachona sorna, lo que me acontece desde hace años en Easter, antiguamente llamado Semana Santa. Tal vez no supe comprender, que existen en el sur, varios tipos de Semana Santa. A saber, la turística, la artística, la cultural, la festiva y la religiosa. Nunca tuve la impresión que podría existir mas Semana Santa que la religiosa, pero me equivoqué. A pesar de que la cumbre de la liturgia de la Iglesia fuera la Semana Santa y tantos fieles esperaran el significado de la muerte y resurrección de Cristo. Pero antes de lo religioso, que no tiene nada que ver en algunos sitios con la Semana Santa, está lo turístico, por eso yo lo llamo de manera mas internacional, Easter, y, está lo artístico y lo cultural, tan ligado por otra parte con lo religioso, y está la fiesta, que aquí es el saludo merecido a la exuberante primavera que llega impregnando las calles con olores del penetrante azahar. Ya no puedo sobrecogerme al ver presidir las procesiones, a la caterva de políticos irredentos en su ateismo que ataviados con sus mejores galas, van charlando en animada conversación envueltos en el humo de los incensarios y en el de sus cigarrillos, (una laguna de la Ley antitabaco es no prohibir fumar en las procesiones, por ello se sigue fumando, ya que está permitido) precedidos por mantillas enlutadas de señoras emperifolladas, con caras enjalbegadas de lustrosos polvos de tierras diatomeas enriquecidas de olores exóticos. Si antes me sobrecogí, ahora comprendo mi error. Ya no tiene porqué llamarme la atención el desfile de mandos trajeados de las cofradías con los báculos relucientes que indican alguna vacua dignidad. Ni las voces que se escuchan lejanas, ni el tropel que viene alzando sus lábaros en perfecta formación y sin tregua batiente, portando a hombros figuras de reos condenados en tremendos sillares de plata con arbotantes de tulipas portadoras de tenues velas, al son de marchas militares instrumentadas por blasones acorazados al mando de tribunos de la plebe. Ya no me impresiona nada a pesar de su espectacularidad. Todo esto es cultura, tradición, arte, fiesta de la primavera y exuberancia de la naturaleza…y gambas.
Todo esto es simplemente así. Una cruzada de caminos de distintos sentimientos se entrecruzan en Easter. El cristiano renuente, la grey medio perdida, el laico esnobista y el ignorante paroxista. El Easter está preconcebido para todos. Espectacular, artístico, turístico, histriónico.
Otra cosa distinta es la Semana Santa. Siempre me impresionaron dos cosas. La procesión silenciosa del Cristo clavado en su cruz, caminando al son de un pando tambor espaciando su sonido tétrico en la noche, y, la multitud de penitentes descalzos y con una cruz al hombro, algunos con cadenas, que acompañan desde la madrugada al Nazareno en su pesada procesión hasta casi entrada la tarde. Aquí subyacen dos claves de un sentimiento religioso puro. Caminando a la luz de la luna, porque la luz artificial se oscurece a su paso, el Cristo avanza pesadamente alumbrado por su sayones y al son de los pasos de sus costaleros. Todo es recogimiento y oración. No hay brindis al sol. No hay cornetas ni tambores. También a la madrugada, salen los penitentes acompañando al Nazareno en su cruz. Tampoco hay brindis al sol. Les espera su estación de penitencia. Ambas cosas requieren de ser sentidas para vivirlas así. Ni siquiera pregunto por la fe de quien así las vive. A mí me conmueven y siempre tendrán mi más profundo respeto y admiración. Y volvemos a Easter. Vacaciones, fiesta, motivo para que la gente se relacione en ambiente festivo y bienvenida a la primavera. Esta sí que es una gran fiesta de paroxismo total e histriosnismo oficial. La Iglesia se esconde, la grey renuente vive su paroxismo laico y los que tienen fe, tienen que esperar su aparusia personal, porque la fe y la religión es muy personal e intimista. Muy de verdad. Hablar de Dios, aunque no se crea en él, es una obligación hasta del no creyente.

Pero yo sigo siendo el Pastelero de Madrigal y aunque he querido emular con un lenguaje rimbonbante a los pregoneros aleluyeros, se me nota al final que lo abandono, tal vez porque me duela o no comprenda las cosas y demando la verdad de las mismas.

En fin, sin ponerse serio, vamos con el dulce de Semana Santa. Pestiños.

jueves, 10 de mayo de 2007

Preguntas malditas

Todo conocimiento es subjetivo y ello nos produce insatisfacciones al no poder conocer la verdad. Solo la verdad nos daría una absoluta felicidad. Por ello vivimos siempre preocupados por las preguntas de siempre. ¿De dónde venimos?. ¿Hay vida después de la muerte?
En nuestro caminar incesante, las distintas civilizaciones, han creado los mitos buscando sus propias respuestas y nunca se ha parado de razonar y filosofar y de buscar a Dios y su conocimiento a través de la Teología. Nos puede doler la cabeza si leemos textos filosóficos y teológicos. Luego ¿Para qué nos sirven?
En nuesta sociedad moderna son cuatro, los momentos claves para conseguir la sabiduría de los modernos. La razón griega. La Ley judía. El amor cristiano. Y la compasión budista. (Según dos filósofos franceses)
Estas claves nos pueden conducir a un mayor conocimiento y sabiduría para vivir tras de la felicidad personal en nuestro mundo.
Pero nos quedan respuestas pendientes a las preguntas ¿Y después qué?
Hoy no podemos dejar de ver el relato de innumerables experiencias postmorten.
Y debemos empezar a leer lo que la Biblia dice al respecto. Leer el Libro de los muertos del Tibet. Leer a Platón y su relato de Er. Y por supuesto constatar las miles de experiencias que han tenido los que han tenido una muerte clínica y todos coinciden en unas experiencias extracorporeas que no quieren dejar.
El secreto de ser felíz en la vida, es perder el miedo a la muerte. Y así nos quieren enseñar todos estos textos.
Por si fuera poco, dos científicos ingleses, aseguran poder demostrar la existencia del alma, en muchas experiencias con personas que habiendo muerto y habiéndose quedado sin constantes vitales, han vuelto a la vida y han relatado cosas sucedidas en lugares distintos a los que estuvo su cuerpo.
La idea que tenemos de Dios, llegadas a través de las cinco vías de Santo Tomás, el Dios de los filósofos, el de la bifurcación mente-materia de Descartes, el Dios derribado de Kant y Hume, parece una invención de los metafísicos, fabricado mediante una fisión de ideas de Aristóteles y Platón, en un laboratorio, para sacar una nueva ciencia natural. No es extraño que la idea de Dios sufra ataques por todos los lados.
Las ciencias naturales han destronado aquel Dios extraño y externo que intervenía en todo.
En filosofía, deponen al Dios Absoluto en contraposición con el ser humano relativo y contingente.
En psicología Freud propone otra noción de Dios y por otros medios.
La literatura recoge cientos de rechazos y versiones de la idea de Dios.
El existencialismo moderno también protesta contra el teismo clásico.
¿Porqué este tipo de teismo (clásico) provoca tanta incredulidad?
El pensamiento y la cultura occidental se han basado en éste tipo de teismo y lo que que tiene la humanidad occidental no es tanto una incredulidad existencial, sino la manera de cómo nos han comido el coco el teismo clásico. Por eso hay que preguntarse si ¿Es posible que una persona moderna no sea atea?...Un Dios, como el teismo clásico nos dice, intelectualmente superfluo, emocionalmente innecesario y moralmente intolerable. Así ha sido entendido tradicionalmente,
Pero viene Teilhard de Chardin, con un lenguaje moderno, y con su hipótesis evolucionista en la teología, y su formidable sometimiento a los conocimientos científicos y nos descubre hasta a un histórico Jesucristo. Con ojos modernos.
Decía Séneca, que en un mar tranquilo, cualquiera es piloto. Y decía también, venera a Dios quién lo conoce.
En el mar porceloso de búsqueda de las respuestas a las preguntas irresistibles, siempre me llamó la atención la veneración a Dios de San Juan y Santa Teresa, hasta el misticismo, que según creo es la leche. Por ahí van muchos de los tiros de la búsqueda de la felicidad en la tierra. Si lo conocieran los marxistas, todos serían místicos.
Seguiremos buscando.

Pero lo que me interesa es que alguien me diga el orden de mezcla de los ingredientes en los bizcochos y el porqué. Todos mezclamos primero el azúcar con el huevo, después la grasa y después el harina. Porfa, un sabio que nos lo explique.
El Pastelero de Madrigal

viernes, 4 de mayo de 2007

Barquillos de limón

300 gramos de harina de trigo floja
250 gramos de azúcar molida
10 gramos de manteca de cerdo (o mantequilla si no tienes)
2 yemas de huevo
esencia de limón
medio litro de agua

El agua y el azúcar se ponen en una cacerola y se mueve con frecuencia hasta que el azúcar quede bien disuelto. Separadamente y en un cazo, se pondrá la harina cernida, sobre la que se echará un poco de agua azacarada, y con la espátula de madera se mezcla y se trabaja, para dejarlo en una papilla espesa y sin grumos. A ésto se le agregan las yemas y la esencia necesaria. Después que todo está bien mezclado se echa la manteca derretida, y a continuación, se echa el agua y el azúcar, batiéndolo todo muy bien a fin de dejarlo en un líquido espeso y uniforme.
Para saber si está a punto esta preparación, se introducirá en el líquido una espumadera que tenga los agujeros muy abiertos, y sacándola, se soplará fuertemente para que floten en el aire unas pompas com las de jabón. Es como el punto de florecilla de los jarabes corrientes. Si al hacer esto se notara que está demasiado espeso, se le añade agua sin azúcar, hasta conseguir que se formen las pompas con la menor densidad posible.
En estas condiciones, se pasa la masa por un colador o cedazo, para separar los grumos que aún pudieran quedar, y se pone en un recipiente tipo aceitera con un estrecho tubo de salida.
En el fuego, se ponen dos juegos de planchas (redondas y dobles) de superficie lisa, y al estar muy calientes, sin ser demasiado, se abre una y con la aceitera se echa una adecuada cantidad de masa líquida, para que al cerrar las planchas lo llene todo. Se hace lo mismo con la otra plancha y se da la vuelta a la primera con rapidez y después se hace lo mismo con el otro juego. Al abrir el primero, se enrolla en un palillo que se destine a esto, y sacándolo, queda formado el barquillo.
Se hace lo mismo con la otra plancha y al cabo de un rato se adquiere la necesaria rapidez y práctica para hacer gran cantidad de barquillos.
Antes de echar líquido a las planchas deben estar engrasadas con manteca o con aceite, repitiendo esta operación con relativa frecuencia.
Aquí tienes una manera de hacer tus propios barquillos para tus helados y postres.
Si no tienes planchas, procura hacerte tus propios utensilios. Tienes sandwicheras viejas, tienes planchas de acero inoxidable, etc. Búscate la vida. Te vas a alegrar. Después podemos hacer barquillos de canela echando cinco gramos de canela, barquillos de leche y vainilla, echando un cuarto litro de leche y vainillina, o haciendo obleas, que no son mas que agua y harina, es decir un engrudo que se echa a las planchas, pero menos calientes para que salgan blancas. Si quieres puedes colorear las obleas y hacerlas de colores, como se hacía antiguamente. De fresa, de vainilla, etc.

miércoles, 2 de mayo de 2007

Ocaso en Poley

El mejor poeta moderno en lengua castellana, Vicente Núñez, escribió hace solo unos años este poema en su viejo Poley lleno de historia y piedras milenarias.

"Si la tarde no altera la divina hermosura
de tus oscuros ojos fijos en el declive
de la luz que sucumbe. Si no empaña mi alma
la secreta delicia de tus rocas hundidas.
Si nadie nos advierte. Si en nosotros se apaga
toda estéril memoria que amengüe o que diluya
este amor que nos salva más allá de los astros,
no hablemos ya, bien mío. Y arrástrame hacia el hondo
corazón de tus brazos latiendo bajo el cielo."

Cuando te estás ahogando...Cuando nadie te escucha... Cuando ni siquiera sientes... Este es el sentimiento que puso Vicente Núñez en un sublime poema.
Pero siempre hay tiempo para la esperanza... y él tuvo su compensación y su reconocimiento.

sábado, 28 de abril de 2007

En busca de la felicidad...

Hoy vamos a hacer Bizcochos de Calatayud. Creo que es una estupenda receta. Pero antes quiero contaros un pasaje de un libro que estoy leyendo que se llama Tontolote. Es un pasaje en forma de diálogo entre Tontolote y su amigo Manuel. Dice así.
" El maestro Tontolote, me preguntaba mucho qué era lo que se pretendía en la vida. Siempre estaba dando vueltas alrededor de la felicidad. Tantas veces me hablaba de la búsqueda de la felicidad que leía todo lo que caía en mis manos acerca de este tema. Pero no encontré nunca nada que mereciera la pena. Teorías y literatura sobre el tema de la felicidad, sí habían llegado a vislumbrar algunos sabios, casi siempre psicólogos.
Comenté a Tontolote, una vez que estábamos sentados en el emparrado, con los últimos destellos rojizos del ocaso y el tinto fresquito con gaseosa, cuál era la teoría de los psicólogos de la rueda de la persona feliz. Se partía de una estabilidad emocional, que era la que te hacía pasar a un segundo paso necesario de tener seguridad en sí mismo; esta seguridad proporcionaba el conocimiento y aceptación de uno, lo que hacía pasar a un cuarto estadío de autonomía personal; una persona con autonomía sin dependencias, era una persona preparada para el éxito personal; una persona con éxito pasaba a un sexto paso de autoconocimiento y disfrute, que mejoraba su propia autoestima en un séptimo escalón, para volver de nuevo a provocar una estabilidad emocional para empezar de nuevo la rueda de la persona feliz.
Tontolote me escuchaba sin parpadear. Me dejó hablar sin interrumpir aquella disertación de lo que yo había leído. Cuando ya había terminado y el silencio se prolongó anunciando que ya había terminado, entonces, muy pausadamente como siempre, me preguntó a mí, o más bien dejó la pregunta al aire.
- ¿ Pero es posible ser feliz en éste mundo en el que vivimos?

Como siempre logró desconcertarme. Le devolví la pregunta como el que se quita un problema de encima. Y siguió.
- Hay muchas personas que se sienten felices con lo que les ha tocado vivir, pero a veces se sienten influidas por los malos momentos pasados. Otros desarrollan un sentido positivo ante la vida que les hace afrontar esta con mayor ilusión y esperanza. Los primeros son dados solo a la ilusión, que es perecedera. Los segundos son dados a la esperanza, que es más duradera. Pero a todos nos afectan las alegrías y las penas y nadie es completamente feliz o infeliz. Pero ojo, la respuesta a ser feliz ó infeliz, está en función de cómo hemos aprendido a vivir en ambas situaciones.
- ¿Entonces ser feliz o infeliz no es cuestión de suerte sino de entrenamiento?. Le pregunté.

Me contestó.
- Efectivamente. Todo comienza con ese primer paso al que has aludido en la rueda de la persona feliz. La estabilidad emocional. Hay que huir del concepto que dan de películas americanas del triunfador y del perdedor que tanto nos condicionan en la vida moderna. La fama, la popularidad, el dinero o el poder, definen a un triunfador en nuestra sociedad moderna. Pero para ser feliz no se precisa el ser el número uno en todo. Mas bien hay que tener envidia sana de aquel que disfruta aún de las más pequeñas cosas de la vida. Esa es una persona que se prepara para ser feliz. Disfrutar en la vida de las pequeñas y grandes cosas y orientar la mente para ver la parte positiva de cuanto nos ocurre, es lo que hay que hacer de entrenamiento para obtener la fuerza necesaria para afrontar los retos de la vida, del día a día. Como decía nuestro antepasado Séneca, hay que cortar de raíz dos cosas, el miedo de lo venidero y el recuerdo de las calamidades pasadas. El perdedor o infeliz vive sin saberlo haciendo infelices a los demás, les echa la culpa de su infortunio y emplea mecanismos de defensa para no ver la realidad. Se atan al pasado o al futuro y eluden la situación real buscando soluciones que no están en sus manos. Se sienten víctimas de todo y por esto se produce en ellos una insatisfacción profunda y una amargura que proyectan a los demás. Viven en un círculo vicioso de amargados que amargan la vida a los demás y justifican sus actos para estar menos insatisfechos. Prefieren no ver la realidad tal cual es y se esconden de ella viviendo mal o a medias, autocomplacidos por falsas razones. Pero la ventura ayuda a los felices porque ellos se lo ganan y a quienes tienen la oportunidad de convivir con ellos. La desventura y resignación, acompañan a los que se empeñan en ser infelices y a los que no pueden escapar de esa tortura psicológica. Pero para ser feliz existe una manera que exige esfuerzo, inteligencia y entrenamiento. Lo primero y fundamental es querer ser feliz. La felicidad es una forma de ser ante la vida. Hay mucha gente que es feliz con tan poco que nos demuestran que la felicidad no es una cuestión de cantidad.

- ¿Pero cómo nos entrenamos? Le pregunté de nuevo.

- Pues una vez que se tiene la voluntad de ser feliz, hay que plantearse qué es lo que se quiere lograr en la vida y hay que analizarse sinceramente. Nuestros comportamientos diarios reflejan, por ejemplo, malhumores que no quisiéramos tenerlos y que están muy metidos dentro de nuestro cerebro. Hay que descubrir, por tanto, nuestras cualidades positivas y negativas. El entrenamiento para la felicidad consistirá en intentar seguir las pautas de ese triunfador, entre comillas, cuantas veces sea necesario para recorrer el camino cada vez con menos esfuerzo. Solo falta marcarse objetivos, no importa lo pequeños que éstos sean, en un tiempo determinado. Su logro reafirmará la persona y fortalecerá su decisión de ser feliz. Solo nos restará elegir el camino y ese camino es el que has descrito antes como rueda de la persona feliz.
- ¿ Y si medimos con el termómetro de la felicidad a la gente humilde y no tan humilde, qué nos daría como resultado? Le pregunté.
- Ya te lo dije un día. Me contestó. Y siguió.
- Hablamos un día que aquellos que creíamos perdedores, podrían haber llegado a ser más felices que otros más ricos y poderosos. El cuarto paso que aludías antes en tu rueda, era la autonomía. Y ese paso es muy difícil de conseguir en esta vida moderna. Los bancos buscan clientes para amarrarte durante toda la vida con hipotecas larguísimas. La sociedad moderna basa en la producción, su instrumento para conseguir empleo y no hay producción si previamente no hay consumo. Nos obligan a consumir más de lo que podemos y nos quitan la autonomía para vivir. Para vivir en esta sociedad es necesario atarnos a los bancos, a las empresas con tu trabajo, al gobierno para pagar impuestos y poder moverte por las carreteras y calles, para poder hablar por teléfono, tener luz eléctrica o poder ver la televisión. Tenemos que pagar y pagar. A pesar de que no quieras, antes de darte cuenta, ya has perdido tu autonomía en esta sociedad de consumo. Y ello te provocará insatisfacciones e infelicidades. En la medida que puedas tener autonomía y libertad, podrás ser más feliz, podrás tener más éxito personal, y podrás lograr un mayor disfrute de tu vida y de las cosas. Si vives dependiendo de bancos, de jefes, de autoridades, no lograrás la felicidad.
- Entiendo lo que dices de los bancos, pero no entiendo lo que dices de las empresas y del gobierno. Le dije.

- Sí, comprendo. Es verdad que tenemos que trabajar pero hemos de hacerlo a ser posible en cosas que nos gusten. Y es normal tener un jefe en el trabajo, pero si se tiene un jefe que no te respete como persona hay que plantearse dejar ese trabajo a ser posible. Por otra parte, esta sociedad es tan fagocitaria, que si te mueves algo y desarrollas alguna iniciativa, cae sobre ti todo el peso de los millones de leyes que los políticos crean y crean continuamente. Es imposible caminar por esta vida legalmente al cien por cien. Tantas normas, hacen que el individuo viva atenazado por las leyes y sea un contribuyente necesario para que la sociedad pueda caminar. Pero a menudo esta sociedad te exige mas de lo que puedes dar y ello ha de verse con claridad para no ser un infeliz toda la vida. ¿Conoces el libro de 1984, de Huxley?...Pues el Gran Hermano que nos ve nuestra vida privada y nos controla, ya existe. El Gobierno mantiene un control sobre nosotros perfecto. Sabe todo lo que quiere sobre nosotros y al segundo. Los policías de tráfico consultan tu matrícula cuando vas por la carretera con tu coche y saben si has pagado o no el seguro sin bajarse del coche. Tu DNI te delata todo cuanto eres y cuanto tienes solamente mediante una consulta en los ordenadores. En fin, no quiero continuar, no quiero preocuparte. "
Pero vanos con la fórmula de los Bizcochos de Calatayud.
14 huevos enteros
400 gramos de azúcar
200 gramos de harina floja
200 gramos de almidón
En un perolito apropiado se ponen los huevos con el azúcar y se bate con las varillas de alambre hasta que todo quede bien mezclado. Se pone a la hornilla muy floja para templar un poco la mezcla sin dejar de batir. Al notar que ha cogido un poco de calor, se retira y se sigue batiendo hasta dejarlo frio y muy levantado, que será aproximadamente el doble de cuando se empezó a batir. Previamente se ha cernido la harina y se ha mezclado bien con el almidón. Se retiran la varillas y con una espátula de madera se mezcla la masa con la harina y el almidón. Cuidar de mezclar bien pero sin dar mucho trabajo a la masa para que no se perjudique. Este batido se pone en la manga pastelera con boquilla lisa, o si no se tiene, en una bolsa de plástico y se corta una punta a un centímetro y medio de diámetro. Se deposita la masa en un papel de hilo, dando forma a los bizcochos, haciendo una raya de 5 cms, teniendo en cuenta que el ancho quedará tres o cuatro veces mayor y el largo también crece bastante. Se echa encima azúcar lustre (polvo fino) y se cuece al horno bastante fuerte para que teniéndolos poco tiempo salgan tiernos y jugosos por dentro. Después de frios se quita el papel.
Jugar con las formas y elegir para otra ocasión la que mas os guste.
Yo quiero seguir endulzando vuestra vida. Hasta otro día.

martes, 24 de abril de 2007

Vamos a triunfar en la cocina...los hombres...senagüillas modernos¡

¿Quién ha dicho ole?...
No se tú. Pero yo me he cansado ya de resultar ser un cero a la izquierda en la cocina. Así que te propongo que me sigas. A partir de ahora, si tenemos que hablar de recetas en una reunión con las mujeres, hablaremos. Si tenemos que ir a la compra, iremos. Si tenemos que coger los mandos de la casa, lo haremos.
Para que no se nos indigeste la voluntad, dejaremos la plancha a un lado, por el momento. También y por el momento, dejaremos la limpieza. Lo demás, todo.
Vamos a empezar por la cocina. Y para...sorprender...con los postres.
Tal vez yo no sea El Pastelero de Madrigal. Tal vez sea...el mismísimo Rey Don Sebastián...ejem. Pero dejémoslo también...por el momento.
Mi perfil...hombre maduro...maduro. Con cuatro hijos...casi salidos ya de madre, aunque no del todo. Felízmente casado desde la tira de años. Y como todos...soy un hombre en busca de cosas todavía, que se me resisten en la vida. Pero tengo una cosa clara y es que los días que tenga por delante quiero endulzar la vida de los demás. Endulzar es en sentido figurado. Lo que quiero es que cuando me vaya no deje aquí ningún enemigo. Pero vamos al lio.
Petisú de primera (Se entiende primera calidad)
1/2 litro de leche entera
200 gramos de mantequilla sin sal
350 gramos de harina de trigo
12 huevos enteros (sobre 600 gramos)

En un cazo se pone la leche con la mantequilla y se pone todo ello al fuego. Con una espátula de madera se mueve para ayudar a derretir la mantequilla. Cuando se inicie la ebullición echar la harina tamizada y con la espátula se hará un fuerte trabajo sin quitarlo de la hornilla hasta que todo esté bien mezclado.
Se retira de la hornilla y se van añadiendo los huevos de dos en dos. Se trabaja bien con la espátula quedando una masa blanda pero consistente.
Se echa la masa en una manga y se deposita en una lata de horno o bien un punto grueso o bien una línea larga, teniendo en cuenta que ello será un tercio de lo que luego será el pastel una vez crecido. Por consiguiente hay que separar bastante para que no se peguen unos a otrso. Seguidamente se cuecen al horno bastante fuerte hasta que estén hechos y cocidos. Para ello teneis que ir vigilando, normalmente se necesitan de 12 a 15 minutos hasta que cojan un color clarito.
Crema de primera para relleno.
12 yemas de huevo
300 gramos de azúcar
100 gramos de harina floja de trigo
Un litro de leche entera.
En un cazo se ponen las yemas y el azúcar y se mezcla con la espátula de madera. El fuego es muy flojo para que el huevo no se haga tortilla. Después se agrega la harina cernida y se mezcla todo muy bien con la espátula. Cuando todo esté bien mezclado se echará la leche que estará cocida y caliente. Se irá echando poco a poco y removiendo bien. Cuando esté toda, se pone a fuego regular y con la espátula se va cuajando hasta que tenga la densidad conveniente. No se debe dejar hervir apretando la espátula al fondo para que no se agarre. Esta crema no tiene esencia. No hace falta. Si se quiere puede cocerse la leche con una corteza de limón. Cuando enfríe la crema adquirirá mas consistencia.

Ya solo queda partir los pasteles por la mitad y rellenar con crema. Espolvorear de azúcar por encima. O con chocolate, o con fondant...lo que querais. Después me decís.