sábado, 16 de abril de 2016

PEDRO XIMENEZ

VERDADERO ORIGEN Y PROCEDENCIA DEL NOMBRE

FIN DE LA LEYENDA DEL MILITAR DE LOS TERCIOS DE FLANDES

Aguilar de la Frontera y Pedro Ximénez de Varo


El tercer señor de Aguilar vivió durante el reinado de Alfonso XI (1312-1350). El Estado de Aguilar era un Estado opulento y fundamental en la lucha contra el enemigo musulmán, enclave estratégico y frontera con el Reino de Granada. Nos situamos en ésta fecha porque es en ella donde el primer “Varo” llega a Aguilar tras la política de repoblación castellana de las tierras reconquistadas y tras el último gran rey reconquistador, que era Alfonso XI, enterrado en San Hipólito de Córdoba, construido por él mismo para conmemorar la Batalla del Salado y donde también yace nuestro gran Alonso de Aguilar.
La repoblación de las zonas conquistadas estaba siendo muy problemática en el siglo XIII. Solo se repoblaban las grandes ciudades y las cabeceras de comarcas agrícolas como campiñas, vegas, etc. Para resolver el problema en zonas rurales se procedió a los repartimientos de tierras, como fue el caso de Aguilar, a militares que se habían distinguido en las conquistas. En esta época los repobladores en Córdoba procedían de Burgos, León y Toledo. Aragoneses, portugueses, navarros y aragoneses, fueron a Sevilla y a la Bahía de Cádiz, pero eran apenas un reducido número comparado con los castellanos venidos a Córdoba. Aun así, en las zonas rurales, los repobladores eran militares. Tal era el caso de Aguilar situada en la frontera con el enemigo.
Por el año 1327 se repobló Villalba del Alcor en el actual Condado de Huelva y se incentivó el cultivo de la viña que habían ya iniciado los campesinos en la zona de Niebla, dando origen a los vinos del Condado de Huelva. Aquella zona reconquistada y repoblada gozaba de una paz que Aguilar todavía no tenía.
En 1328-1330 se produce el asedio de Teba donde Teba y Olvera estaban en primera línea de batalla y se mantenían en segunda línea Aguilar de la Frontera junto con Estepa, Osuna, Puebla de Cazalla, Morón de la Frontera, Montellano, Villamartín, Arcos de la Frontera, Jeréz de la Frontera, Medina Sidónea y más atrás Chiclana, Conil y Vejer. Alfonso XI contaba con el apoyo de la segunda línea en hombres y víveres. ¿Quién podría ser repoblador de Aguilar si no se era un avezado castellano militar?
De 1342 existe una escritura en el Archivo de la Catedral de Córdoba por la que Alfonso XI hace un repartimiento de tierras en Aguilar de la Frontera y entre ellos estaba Pedro Ximénez de Varo. Un año más tarde, muerto el tercer señor de Aguilar, su hermano Fernán González de Aguilar, vence a los moros en la Batalla del Río Yeguas y en la que sus militares aguilarenses se distinguen en la contienda y entre ellos, Pedro Ximénez de Varo, que entonces ya era vecino de Aguilar.
La Batalla del Salado había sido un par de años antes en 1340 en la que Aguilar estuvo muy implicada, pero no tenemos constancia si Pedro Ximénez estaba ya al servicio de los Aguilares. Tampoco sabemos si Pedro Ximénez estuvo al servicio de Alfonso XI en los que en aquellos años llegó cinco veces hasta el Campo de Gibraltar. Lo que sí sabemos es que en 1340-41 el rey, sitió Alcalá la Real en las puertas de Granada y repobló Aguilar, Priego, Anzur, Monturque, Montilla y Cañete.
La contienda del Rio Yeguas tuvo lugar en 1343 y se distinguen los aguilarenses, entre ellos Pedro Ximénez de Varo.  Todavía falta un poco de tiempo para que lleguen los Fernández de Córdoba al Estado de Aguilar, por lo que los Varo, son anteriores en Aguilar a la llegada de éstos. Aguilar aparece ya como un municipio consolidado y con competencias. En 1350 el alcalde Juan de Párraga, tenía competencias en conocer los Pleitos de Hidalgía, con las exenciones que ello implicaba, por consiguiente Aguilar ya debía estar consolidada como municipio de cierta importancia.
Pedro Ximénez de Varo es un militar o caballero castellano procedente de Losa Fita, de la merindad de Losa en Burgos. De allí procede su casa solariega y nos ha llegado intacto su escudo de armas, que cuelga en muchas de las casas de los Varo, en Aguilar, de padres a hijos. A partir de 1340 con la muerte del tercer señor de Aguilar sin dinastía, corren treinta años hasta la nueva venida de los Fernández de Córdoba. En estos años Aguilar pasa a manos reales y a Fernández Coronel y es codiciado por Bernat Cabrera. Son años complicados en los que presumimos se salva el militar Pedro Ximénez por motivos de la edad. Asentado en Aguilar y dedicado a las labores de la tierra, el primer Varo consolida su casa y su familia siendo uno de los primeros repobladores castellanos de Aguilar de la Frontera.
Con el noveno Señor de Aguilar, Don Pedro Fernández de Córdoba ( 1441-1455), nos volvemos a encontrar a descendientes de Pedro Ximénez de Varo como militares integrantes del ejército del Estado de Aguilar, haciendo incursiones contra los moros en la zona de Antequera. Éstos eran Fernán Ximénez y Alonso de Varo, entre otros soldados aguilarenses, que da idea de la tradición militar de los Ximénez Varo y del asentamiento de su casa en Aguilar como propietarios de tierras de labor.
Ya en tiempos del gran Alonso de Aguilar, los militares Varo integraron su ejército. Así nos consta en la Batalla de Martín González en la que Don Alonso mató a Aliatar, suegro de Boabdil el Chico, uno de los integrantes del ejército de Don Alonso era Miguel de Varo. También en el asedio de Granada que terminó en 1492, militaron muchos vecinos distinguidos de Aguilar formando parte del ejército de Don Alonso de Aguilar, entre ellos Ruiz Sánchez de Varo, Pedro Ximénez de Varo, Juan Ximénez, a los que se los hizo un nuevo repartimiento de tierras como aparece en 1493 expedido en Alcalá la Real y cuyo pergamino se conserva en el Ayuntamiento de Aguilar, en la zona del Arroyo de Albornoz, Atalaya y en el Cerro de Buenavista en el término de Aguilar.
A partir de 1505, el Marquesado de Priego en su política de compras de tierras para la formación de su latifundio inmobiliario, compra muchísimas propiedades y entre ellas, compra diecinueve fanegas de viña, en el término de la actual Montilla, al aguilarense Pedro Ximénez de Varo, sobre el primer tercio del siglo dieciséis o a mediados del siglo dieciséis.
Los tercios de Flandes son creados por Carlos I para el mantenimiento de las provincias de Centro Europa, precisamente a mediados del siglo dieciséis.
Una vez referenciadas estas notas históricas, entroncamos con la leyenda de la variedad de uva Pedro Ximénez, tan popular e importante para nuestra zona. Cuando se habla de la historia de nuestros vinos Pedro Ximénez, cada erudito aporta una nueva leyenda que a base de no ser desmentida, se convierte en una nueva pura invención. Así, circula que un militar de los Tercios de Flandes, llamado Pedro Ximénez, se trajo de la zona del Rhin unas cepas en su zurrón a nuestra zona y ese es el origen de la variedad de nuestras cepas actuales. Muchos autores , como García de Leña (1972), Masdeu (1783) y González Gordon (1948) apoyan esta tesis que no es compartida por Viala y Vemorel (1910), Pullita Rovasenda y algunos más, quienes opinan que las características morfológicas y ampelográficas de la Pedro Ximénez en nada se parecen a las de las vides cultivadas en los valles alemanes. Basta recorrer los extensos viñedos del Rin de Mosela y observar la morfología de las variedades que allí se cultivan y de sus racimos para concordar con la idea menos viajera.
Pero la uva Pedro Ximénez es sin duda una variedad nacida en el sur y mediterránea, según edafólogos y técnicos. Pero continúan algunos eruditos dando rienda suelta a su imaginación sobre la procedencia. Incluso profesores de la Facultad de Filosofía de Córdoba, han encontrado notas sobre esta uva publicadas en el siglo XV, lo que da al traste definitivamente con la leyenda del soldado español de los Tercios de Flandes.  Parece que a partir de los comienzos del siglo XVI la variedad de uva Pedro Ximénez se extendió por el sur de la provincia de Córdoba desplazando por sus excelentes cualidades a otras cepas. Enrique Garramiola en un libro de Escribanía Pública de Diego de Aguilar, fechada el 3 de Abril de 1574. Dice así: “Ante los licenciados Alonso Cabrera y Santa Cruz, abogados, y Gaspar Díaz de los Reyes, vecinos de la villa de Montilla, Antón Ximénez Toledano, se obliga a entregar a Juan de Vera, mercader, que está ausente, ambos también vecinos de dicha localidad, veinte y cinco cargas de uva Pedro Ximénez, de la cosecha del presente año, al precio que rija en Montilla por el día de Nuestra Señora de Septiembre venidero”. Es decir, hay apuntes de historia por todos lados en los que se indica que en la zona se cultivaba la vid desde hacía mucho tiempo, de la mano de los repobladores castellanos.
Tal vez ha llegado ya el momento de publicar que Pedro Ximénez no es un soldado anónimo. Pertenece a una familia de Aguilar muy conocida y cuya sangre circula mezclada con otras por casi todos los aguilarenses actuales. Se trata del primer Varo que llega a Aguilar, llamado Pedro Ximénez de Varo. Durante varias generaciones se mantuvo el mismo nombre de Pedro Ximénez de Varo y durante varias generaciones fueron militares. Fueron dueños de tierras y conocimos su dedicación a la viña. No es extraño que en la leyenda algunos detalles coincidan con la realidad. El que da el nombre a nuestra variedad de Pedro Ximénez, era militar, cultivó viñas y tal vez alguno de sus miembros estuviera alguna vez en los Tercios de Flandes, pero mucho antes ya cultivaba sus propias viñas en sus tierras repobladas de Aguilar. Es más fácil pensar que algún familiar de los Pedro Ximénez de Varo trajera las cepas del sur, en sus correrías por el Condado de Huelva que del Rhin.
Esta es una reseña, con cariño, para todos los Varo. Espero que os guste.



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