miércoles, 11 de mayo de 2016

Un broche en mi corazón

Largo mes de aquel castigado estío cuyo final se tornó en eterna espera,
largas noches escudriñando el cielo por ver si aún encontraba mi adorada estrella.
Fue la varita mágica de un hada la que rasgó rauda el firmamento
 sembrando un polvo de estrellas de innumerables y plateados pigmentos.
 De aquella estela reluciente apareció al fin mi estrella,
y sorprendido…no, son dos, no, son tres…
Tres luceros del alba… Tres regalos del cielo…
Tres corazones al viento que asisten mi caminar viejo, torpe y lento.

Y así, aquel regalo llenó toda mi vida de alegrías y esperanzas.
¡Bendito mes de aquel duro estío en el que el cielo
puso a mi corazón, un broche con tres preciosas esmeraldas!

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